Cuando en el año 2001 la Asociación de Comerciantes de Mérida me encargó la elaboración de su página web, trabajé sobre la idea de presentar al comercio de la ciudad como un gran centro comercial con el atractivo del que muy pocos centros similares del mundo pueden disfrutar: el Conjunto Monumental declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, que se desparrama entre las calles y comercios del centro histórico de Mérida.
Mi pretensión no pasaba de crear dicho concepto en el mundo virtual, pero la Asociación de Comerciantes comprobó que dicha idea estaba funcionando en el mundo real y que podía aplicarse en Mérida. Su empeño llegó a las instituciones y ya comienza a ser realidad en diversas poblaciones de Extremadura.
Hoy quiero plantear la extensión de dicho concepto al mundo de la cultura porque creo que puede ser una alternativa real para la promoción de la actividad cultural y para la cohesión de las experiencias que día a día brotan y desaparecen por no encontrar una red en la que integrarse y fortalecerse.
El fomento de la actividad cultural debe traspasar el ámbito institucional y adentrarse en la experiencia cotidiana, en el mercado cultural, con la misma naturalidad que lo hacen las iniciativas en otros campos de la actividad económica.
Las instituciones tienen que darse cuenta de que igual que apoyan la creación de riqueza sin intervenir directamente en las actividades que la generan, a la cultura han de tratarla con la misma perspectiva.
Si es necesario intervenir en determinadas parcelas en las que la iniciativa privada no puede hacerlo, bien por su dimensión, bien por sus peculiaridades, estas intervenciones deben sostenerse como modelos de comportamiento —no como competencia— que refuercen el entorno cultural y que sirvan como referentes y reclamos para que las iniciativas surgidas a su amparo consoliden esfuerzos y generen sinergias que redunden en una sociedad más fuerte culturalmente y, como tal, más feliz, porque la experiencia de sobrevivir desde lo cultural genera más satisfacciones que la mera supervivencia; la experiencia del conocimiento, de la emoción, sumada a la generación de riqueza, engendra pueblos con una madurez inequívoca, la mera generación de riqueza da como resultado sociedades de nuevos ricos, repletas de trastos, pero vacías de contenidos.
¿Qué es o qué puede ser el Centro Cultural Abierto? Ni más ni menos que el empeño por organizarse de todos los que viven la cultura y quieren sobrevivir de o junto a ella. Llámese movimiento ciudadano, asociación, fundación, club, etc. Cualquier denominación puede ser válida y todos los esfuerzos serán pocos para conseguir formalizarlo.
¿Quiénes pueden formar parte de este movimiento? Son muchas más de las que podemos imaginar en principio las personas que tienen relación con la cultura, porque lo cultural se extiende y se ramifica por todo el entramado social.
¿Dónde? Sirva como punto de partida, como lugar de encuentro, este sitio web: www.culturafutura.es
“...que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden”. (UNESCO, 1982: Declaración de México)"